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En vísperas de la final más importante de los últimos tiempos, la discusión que instaló el Presidente de la Nación, Mauricio Macri, sobre la presencia de hinchas visitantes fue desechada por decisión de ambas Instituciones. Ahora, la disputa es por los derechos televisivos y el interés por una facturación mayor que beneficie a Conmebol y AFA.
Por: @Agustinpalmis – @Globalonet.web

Idas y vueltas se dieron en torno a los horarios y los días de estos partidos. Primero modificaron la fecha y el horario a los sábados 10 y 24 a las 16. Finalmente ante la demanda de diversos países (Estados Unidos, Méjico, Qatar, Arabia Saudita, España, Italia, Alemania, Francia, Rusia, Inglaterra, Portugal, entre otros), y a causa de la diferencia horaria con los mismos, rectificaron el anuncio a través de una conferencia de prensa y confirmaron que será las 17 horas en respectivas fechas.
Por otra parte, Boca lanzó la venta de entradas para el partido del sábado con un aumento del 100% en las mismas con respecto a la fase anterior, por ejemplo, la más barata, que salía $540 frente al Palmeiras ahora costará $1.300. Todavía se desconoce el precio que establecerá River pero se espera un precio similar.
El presidente de AFA, Claudio Tapia, junto a Daniel Angelici y Rodolfo D’onofrio se diferenciaron del pedido de Mauricio Macri e informaron que se jugarán sin público visitante. Luego manifestaron la necesidad de entender que solo son partidos de fútbol con la intención de bajar la tensión que se está gestando en el ámbito futbolero que puede repercutir en lo social.

Desde la seguridad de la ciudad aseguran que tomarán medidas de fuerza para que ningún hincha se acerque a festejar al Obelisco cuando finalmente haya un campéon. Esta noticia, acompañada con el pedido de hinchas visitantes, traza una dicotomía discursiva que no tiene asidero debido a la contradicción por parte del mismísimo Gobierno.
Mientras unos medios de comunicación titulan a estos partidos como una “guerra”, algunos se animan a discutir si realmente alguien es capaz de tomar decisiones que beneficien al deporte y deje de lado el beneficio económico. Claro está que el pacto entre clubes, autoridades políticas y barras bravas no será combatido en nuestro fútbol, que prioriza el negocio antes que el bienestar y el disfrute del espectador.
Agustín Palmisciano.