Los clubes también pueden “contagiarse” el Coronavirus

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La crisis se extiende a lo largo y ancho del planeta. Más de 50.000 personas han perdido la vida a causa del COVID-19. En Argentina, el confinamiento obligatorio que rige desde el 20 de marzo, fue extendido por el presidente Alberto Fernández hasta el 14 de abril. Sin perder de vista que la prioridad siempre debe ser la salud de la ciudadanía, los daños colaterales causados por el estancamiento económico golpean a personas e instituciones por igual.

Por: Duendeverde83Globalonet.web


Los grandes clubes del mundo afrontan el parate obligatorio de las actividades deportivas acordando reducciones salariales en sus planteles profesionales. En la última semana el Barcelona anunció, de común acuerdo con el plantel profesional de fútbol, una reducción del 70% en sueldos para poder afrontar otros gastos corrientes del club y garantizar el trabajo del resto de los empleados del club. La fórmula aplica a la mayoría de los clubes de élite de Europa.

En Sudamérica, con excepción de Racing Club de Avellaneda, todavía no se han conocido casos de clubes que hayan acordado ajustes con sus planteles profesionales. Sin una fecha de reanudación deportiva cercana a la vista, todo conduciría a la misma solución. Sin embargo, lejos de las primeras planas, existe una realidad mucho más cruda. La realidad de los clubes de barrio.

Acostumbrados a vivir al día, los pequeños y medianos clubes de barrio de Argentina afrontan una crisis sin precedentes. Con puertas cerradas, sin actividades ni ingresos pero con la obligación de afrontar los gastos propios de mantenimiento, impuestos y servicios. Las autoridades gubernamentales están enfocadas en el resguardo de la salud, mientras que la economía sufre el contagio del COVID-19. El Estado puso en práctica una serie de medidas para atenuar el impacto económico negativo en la sociedad, sin embargo los clubes de barrio no han encontrado amparo sumiendo su futuro en la plena incertidumbre.

“No recibimos ayuda de ningún organismo. Estamos viviendo una situación muy cruda para la economía del club”, cuenta Christian Craia, Presidente del club Portela de Lanús. Los clubes barriales, muy golpeados por la suba tarifaria de los últimos años, no tienen la manera de producir recursos para afrontar sus obligaciones. “Es una lástima que los gobernantes nos dejen siempre para lo último. Después del hogar y el colegio somos las instituciones más importantes”, analiza Christian.

Club Portela.

En CABA, el club Alvear de Parque Avellaneda, tiene el privilegio de contar con subsidios de la Nación y de la Ciudad de Buenos Aires, aunque no son fijos. Sin embargo, el protesorero del club, Lisandro Olivelli, cuenta que trabajan a través de las redes sociales y que actualmente el golpe es muy fuerte. “No solo vivimos de las cuotas sociales. Dependemos de los alquileres de cancha, del salón, del quincho. Somos un club con un montón de espacios pero esta situación hace que no podamos alquilarlo”.

Son pocos los clubes con posibilidades de acceder a subsidios, aunque si bien es una ayuda muy importante no alcanza para garantizar el funcionamiento de este tipo de instituciones, mucho menos en esta época de crisis.

Club Alvear

Dentro de los clubes también están los trabajadores. A pesar de la imposibilidad de trabajar, muchos entienden que hoy la prioridad es la salud. Tal es el caso de Fabrizio Mastropietro, de 24 años, quien trabaja en el buffet del club José Hernández de Mataderos: “Me veo afectado económicamente ya que el club no puede facturar nada, pero entendiendo la situación. Creo que las medidas tomadas son las correctas”.

Club José Hernández

La situación en el club Bouchard no difiere demasiado, según relató su presidente Alejandro De Luca. “No tenemos ayuda de ningún lado”. Este club de Lanús ofreció, como muchos otros, sus instalaciones a las autoridades municipales en caso de que sean requeridas para afrontar la emergencia sanitaria. De Luca afirma: “Vamos a afrontar las deudas con los pocos ahorros que nos quedan. Después no vamos a poder pagar más”.

Club Bouchard

Un denominador común entre la mayoría de los clubes es la intención de mantener el mayor contacto posible con sus comunidades, aunque sea de manera virtual. Daniel Basso, entrenador de futbol infantil en el club Deportivo Rivadavia de Morón cuenta: “Enviamos videos con actividades deportivas y físicas por WhatsApp para que los chicos hagan actividades en su casa”. Los profes de todas las disciplinas buscan la manera de acompañar en este momento de aislamiento preventivo.

Club Deportivo Rivadavia.

Los clubes de barrio pueden albergar a más de 100 familias y en este momento difícil no están dispuestos a dejarlas solas. A pesar de las complicaciones y limitaciones, los clubes intentan mantener la vida social y deportiva de sus comunidades a través de las posibilidades tecnológicas. Clases de diferentes actividades, juegos y campañas como la de #QuedateEnCasa, son las herramientas muchos clubes utilizan para acompañar a la sociedad en este momento de aislamiento. Una vez más, los clubes de barrio tantas veces olvidados por las autoridades, vuelven a demostrar que son indispensables para que los chicos estén protegidos de los peligros de la calle, aunque esta vez el enemigo sea invisible.

Juan Manuel Ferrera.