El fútbol es un poema

Al pensar en poesía, tal vez se nos venga a la cabeza la misma connotación. Un texto versificado que hace referencia a lo que el autor considera bello o importante para ser puesto como objeto del arte. El fútbol demuestra su condición de arte al ser el disparador de la pluma de algunos de los poetas más destacados del mundo literario. De la misma forma, su belleza es tal que también impulso a los que nunca se animaron a escribir una rima a su vieja o a la noviecita de la secundaria. Es este el poder que el fútbol puede tener no solo en la cabeza sino también en el corazón de los que lo disfrutamos tanto.

Por: @Ezquiel_Olasagasti@Globalonet.web


Sería abusar del espacio que se me brinda si quisiera poner todas las poesías que hay sobre el fútbol y sus derivados. Así que solo nombrare los ejemplos que me parecen más importantes. Las ventajas tecnológicas que nos da el uso de hipervínculos les dará a ustedes, queridos lectores, la posibilidad de ir abriendo las pestañas para después ver de qué manera los escritores describió al fútbol en sus líneas.

Pateemos fuerte y al medio primero para asegurar. Miguel Hernández fue uno de los poetas más importantes de la literatura del siglo XX. Entre su lucha contra el totalitarismo de Franco y su militancia comunista que le valió la prisión y la muerte se encontró un tiempito para escribir “Elegía al guardametas”. Importante el jueguito de la pelotita ¿Verdad?

Franz Platko fue un arquero de los años ´20 que jugó en el club Barcelona y fue entrenador del Colo-Colo chileno. Con una carrera más que digna, fue un poeta el que lo volvió inmortal. Rafael Alberti, otro ícono de la literatura española, fué el que gritó “Platko, Platko lejano, rubio Platko tronchado, tigre ardiente en la yerba de otro país.” En su poema “Oda a Platko”.

“Pero un poeta serio no puede escribir de fútbol”, dirán. Günter Grass, mientras se acomoda el premio Nobel de Literatura que ganó en el año 1999, te pide que entres a leer su poema “Estadio de noche”.

El poema “Fútbol”, de Carlos Drummond de Andrade pone en palabras lo que ya todo el mundo conoce: En Brasil el fútbol está en todas partes y dentro de cada uno como parte de su ADN. Pero en Argentina no nos quedamos atrás. Somos un país que le escribe al fútbol constantemente. Fontanarrosa, Soriano, Sacheri son los ejemplos que primero se vienen a la cabeza. Uno de los escritores más populares de la actualidad, Fabián Casas, no esconde ese amor por el deporte que tanto le ha movido la mano a la hora de escribir. Es imposible que al leer su poema “Cancha rayada” no le pongas tu cara al protagonista y le imprimas mentalmente los colores de tu club a su ropa. Y las chicas no se quedan atrás como ya muchas veces nos demostraron. Magdalena Martín habla en su poema “Fútbol: apuntes para un mito” con unas palabras únicas de hincha y espectador que no nació con cromosomas XX o XY.

Y cierro con mi aporte, el cual queda tan eclipsado ante tremendas plumas. Pero como escritor tuve que hacerlo. Tuve que escribirle un poema al fútbol. Como le escribo al amor, a lo que me importa y a lo que mueve mi mundo. El fútbol es esto en mayor y menor medida.

El caño

Gambeta a la izquierda,

pisada atrás

y el caño por fin entró.

 

En el contrario cae

una gota de sudor.

Suspira fuertemente

porque aquel balón,

que entre sus piernas pasó,

le duele en el orgullo.

En el orgullo y en el corazón.

 

El corredor espera

la flecha que lanzó bajo ese puente

para ponerla en su suela.

Mientras, fuera del pasto,

en gritos explota la gente.

 

El contrario está quieto

y con los ojos fijos.

Escucha los botines filosos

del que juega detrás suyo.

 

El padre del caño corre

con la bola encendida hacia el arco.

Y cuando unas piernas tapen su paso,

con una gambeta y una pisada

un caño nuevo nacerá.

Ezequiel Olasagasti.