El juego puede quitarle todo lo que más quiere una persona. Pero en este caso no todo es como lo imaginamos.
Por: @Ezequiel.Olasagasti – @Globalonet.web
Se distrajo porque alguien de la fila se le hizo conocido. Un grito de Rubén lo obligó a girar la cabeza.
-Traé más de pan de la camioneta que ya se terminó.- le dijo.
Cuando volvió con la bolsa de papel madera llena de flautitas vio que el hombre de cara familiar que lo distrajo antes estaba primero en la fila. Sofía le estaba llenando el plato con la misma sonrisa que a los otros veinte que pasaron antes que él. Dejó la bolsa de pan al lado de Rubén y tomó uno para tener la excusa de ver al hombre más de cerca.
-Maestro ¿Quiere un pancito para el guiso?- Le preguntó al hombre.
Cuando lo tuvo de frente se le disiparon las dudas casi en su totalidad. Pero, igual, temía que detrás de la barba y el pelo largo no fuera la persona que él creía.
El hombre tomó el pan y, casi sin levantar la vista del plato, le dio las gracias.
-¿Fede?- preguntó entre dientes
El hombre dejó de mirar el plato y le clavó los ojos. No respondió.
-Perdón, me lo confundí con alguien.- dijo dando unos pasos hacia atrás.
-Federico Molina, sí. ¿De dónde nos conocemos?- preguntó y, de inmediato, se metió otra cuchara de guiso en la boca.
-Fede ¿Sos vos de verdad? Soy Nico. Nicolás Steco del Norma l 2 de Haedo-
-Nico- dijo el hombre con una sonrisa.
Abandonó el plato sobre el banco de la plaza y le estrechó la mano. Nicolás la tomó y atrajo el resto del cuerpo para darle unas palmadas en la espalda.
-¿Qué hacés Estequito? Como andas tanto tiempo?- preguntó Fede sin soltarlo.
-Bien zurdo, ¿Cómo andás vos chabono? Tantos años-
Se quedaron callados unos segundos.
-Acá ando che. Llevándola- dijo Fede
-Pregunta boluda la mía, perdón-
-No pasa nada. Estoy bien. No estoy en mi mejor momento, pero estoy bien.-
-Zurdo voy a terminar de ayudar a los chicos y vuelvo. Bancame por favor-
-Andá tranquilo Estequito-
Fede volvió a meter la cuchara en el guiso. Ya se le había enfriado un poco por lo que se animo a comer mas rápido. Le tomó unos cincos minutos terminarlo y mojó el pan por todas esas hendiduras de la bandeja de plástico hasta que ya no quedó nada de tuco.
Se quedó sentado haciendo la digestión. Miró el vasito blanco donde le habían dado jugo pero se lo había tomado de un sorbo antes de empezar a comer.
A la media hora Nicolás se le sentó a su lado y le pasó una lata de cerveza. Se hicieron las típicas preguntas de rutina que ablandan la charla para poder penetrar en la conversación.
-Che, pero ¿Qué pasó zurdo? De verdad ¿Qué hacés acá?
-Y es larga la historia.- respondió Fede.
-Bueno, tampoco tengo mucho que hacer hoy.
-Para hacerla corta dicen que me cagó jugar tanto.
-ah…y… eso pasa. Te entiendo.
Dieron un trago a la lata al mismo tiempo. Nicolás no quería ser invasivo con la situación de su amigo.
-te puedo ayudar en algo- preguntó Nico para volver a despertar la charla.
-Ya me ayudaste mucho. Vos y los muchachos que vienen a dar una mano acá. No sabés el hambre que tenía.
Nicolás se rio pero se tapó la boca con la lata para volver a tomar.
-Mirá zurdo, sé que es jodido. Pero yo vi muchos como vos. Es una adicción, no es tu culpa.
-No me psicologees Nico. Hablemos de la escuela, las salidas, los pibes y eso mejor.
-No es para sermonearte. Mirá, no te toco más el tema pero agarrá este volantito.
Fede manoteo el papel y lo leyó frunciendo la ceja –Esto ¿Para qué es?
-Es un lugar de rehabilitación. Date una vuelta, te pueden ayudar con tu ludopatía-
-¿Qué ludopatía?
Nico empinó la lata pero ya no tenía nada –¿Me dijiste que tenías problemas con las apuestas?
-No Estequito, yo no apuesto. Que manera de tirar la plata al pedo- dijo Fede.
Nico se quedó con la mirada perdida y dijo -Pero me dijiste lo del juego.
-Sí- respondió Fede -Me cagó la vida jugar tanto. Pero jugar, no apostar.
-No entiendo-
-No poder dejar de jugar a la pelota Steco. Nunca pude dejar de jugar a la pelota. Tenía que haber parado, tenía que haber dicho no. Pero no pude. No pude dejar de jugar.
Nicolás volvió a quedarse callado. Escuchó el ruido de la lata rompiéndose por las manos de Federico. Cuando lo vio pararse le paso la suya para que tire las dos.
-¿Dónde jugaste zurdo? ¿En qué club?- le dijo Nicolás cuando Fede volvió a sentarse.
-Que club boludo. Si soy de madera-
-No te lo quería decir… pero por lo que me acuerdo… sí, no eras un virtuoso. Por eso ¿Cómo jugaste?
-Jugué. Como juega cualquiera. O ¿Vos no jugas con tus amigos?
-Sí pero…
-Bueno yo voy a jugar siempre, no falto nunca. Ese es el problema. – Fede se acomodó en el banco –Mirá, te la voy a contar toda porque se vé que no entendés. Yo jugaba a la pelota tres o cuatro veces por semana. Con mis amigos, con mis compañeros de laburo, con algún conocido que me llamaba cuando le faltaba gente. Cuando se podía. El problema fue que un día me cagué la rodilla. No sé que fue, si me rompí algo, si me desgarré. No sé, no soy médico. El tema es que no pude laburar dos semanas.
Nicolás lo escuchaba. Asintiendo con la cabeza de vez en cuando.
-Obvio que mi jefe me quería matar pero, bueno, cosas que pasan. El problema fue que no iba ni dos días de estar lesionado que ya estaba en la cancha otra vez. Fui solo para ver el partido pero justo falto uno. “Voy al arco”, dije. Pensé que no me iba a pasar nada pero me arruiné todavía más. El médico dijo que en vez de dos semanas iba a ser un mes de reposo. Sin ir a trabajar obvio. Cuando pasó el mes y volví a la fábrica y el de seguridad me dijo que no podía entrar porque había sido despedido.
-Huuuu negro que bajón
-Alguien le dijo al jefe que fui a jugar a la pelota y me lastime más. Buchones hay en todos lados.
-Y ¿Qué pasó?
-Vivía con mi novia. Ya veníamos teniendo peleas. Sobre todo porque no le gustaba que yo esté siempre en la calle.- miró a Nicolás y le aclaró -Jugando Steco, te juro que siempre estaba en la cancha. Pero ella pensaba que yo estaba en algo raro. Cuando me quedé sin laburo fue lo último. Nos separamos. Me echó de casa en realidad.
Paré en lo de un amigo un tiempo. Conseguí un laburo de remisero pero, la verdad, no ganaba mucho.
-No se gana mucho ahí.
-Menos cuando te perdés los mejores viajes porque son a la hora que jugás. A la noche yo me iba a jugar a la pelota y no se negociaba. Igual duró poco eso porque me jodí la otra rodilla y no pude manejar, otra vez, por un mes.
-Y te rajaron- afirmó Nicolás
-Obvio.
-Tan importante era el partido ese.
-Todos los partidos son importantes. Si para los de la remisería no, problema de ellos.
-Y de ahí ¿qué onda?
-No pude pegar más un laburo. No tenía buenas referencias, te imaginarás. No tenía ni una dirección fija que poner. Ningún laburo bueno. Hago alguna changa para pagarme los vicios. Ya hace tres años que estoy así.
-Y…¿El amigo con el que parabas?
-Nah, me rajó a la mierda.
-Me imagino. No tenías para aportar, capaz no se la bancó.
-La verdad se enojó por que le saqué los botines un día para ir a jugar. Ese mismo día él tenía un torneo. Creo que ahí si estuve mal. Se calentó para el carajo, me dijo que para que le sacaba los botines sí parece que corro en alpargatas. Nos cagamos a trompadas ahí mismo y me fui. Lo veo a veces en algún partido. Cuando me toque en contra lo quiebro.
-La verdad, no sé qué decirte zurdo.
Nico sacó un cigarro y le convidó uno a pero Fede lo rechazó.
-Después me agito mucho cuando meto un pique corto en carrera.- dijo Fede.
Nico lo miró y le largo el humo en la cara sin querer.
-Uh perdón- dijo – me colgué, pensaba como ayudarte.
-Ya fue Estequito-
-Mirá, yo te lo digo porque te conozco. O sea, sé cómo sos. Tuviste mala suerte, le puede pasar a cualquiera. Yo te voy a tirar una soga.- dijo Nico pisando el cigarro con la mitad sin fumar.
-No te preocupes amigo.
-No, no. Escuchame, no es nada del otro mundo pero tengo un laburito.
-Nah negro- dijo Fede palmeándole la espalda. –No, no te quiero joder.
-Para nada zurdo. Mira, mi viejo tiene una pyme. Chiquita, pero camina. Vos andá mañana que yo te hago entrar.
-Pero no chab…
-Dale pelotudo, dejá de ser terco. Mañana andá.
Al otro día Nico llevó a Fede a la fábrica. Lo presentó con su papá y sus hermanos a quienes ya les había adelantado la situación. Esa misma tarde, Fede estaba descargando equipos y embalando mercadería.
Tres meses más tarde, Nico servía los platos esa noche en la plaza porque Sofi no había podido ir. Cuando vió la fila le pareció reconocer a alguien en el fondo. Le pidió a Ruben que lo cubra un segundo y pegó unas zancadas hasta el final de la cola.
-¿Qué haces Estequito?- le dijo Fede tocándole el hombro.
-Pero zurdo ¿Qué hacés acá?
-Y, acá ando- dijo Fede mirando la nada
-Pero, si estabas laburando en la fábrica…
-See
-Y estaba todo bien, pasé hace una semana
-Sep
-Mi viejo me dijo que laburabas más que nadie…
-Ajá
-¿Qué pasó?
-El juego negro. Siempre es el juego. A la larga o a la corta, el juego es el que me caga la vida. Ojalá lo pudiera dejar, de verdad te digo
-Pero si jugabas con el equipo de la fábrica en el torneo del sindicato.
-Sí
-¿Y? ¿Qué pasó? Si estabas jugando
-¿Quién te pensás que cagó a puteadas a tu viejo en la final esa contra los de Devoto? Como va a patear el penal así el pelotudo.
Ezequiel Olasagasti.