La bendición del Gran Bambino

La intromisión de los negocios en el mundo deportivo y  profesional es cada vez más corriente. Actualmente, es común oír de victorias en supuestos campeonatos económicos, y hasta la FIFA se vio obligada a regular la relación del dinero con el deporte a través del Fair Play financiero. Sin embargo, historias como la de Babe Ruth dejan en evidencia lo “peligroso” que puede ser considerar las variables económicas como las únicas determinantes a la hora de tomar decisiones deportivas.

Por: @Duendeverde83@Globalonet.web


Babe Ruth en los Red Sox.

Los New York Yankees son en la actualidad el segundo club más valioso de todo el mundo deportivo con un valor de USD5.000 millones, según la revista Forbes. Pero no siempre fueron el equipo superpoderoso en el que se han convertido hoy. El club fundado en los comienzos del 1900 creció a la sombra de otros equipos más poderosos de la ciudad como los Giants y los Dodgers. No tenían estadio propio y en sus primeros 15 años de historia no habían logrado victorias relevantes. Sin embargo, su historia cambió a partir del 26 de diciembre de 1919, el día en que se oficializó la contratación de George Herman Ruth.

Nacido en Baltimore en 1895 en el seno de una familia de descendencia alemana George Ruth tuvo una infancia difícil. De los 8 hijos de la familia Ruth, sólo George y su hermana más pequeña sobrevivieron. A los 7 años fue internado en reformatorio católico donde tendría su primer contacto con el béisbol.  Tras un paso destacado por su equipo de ligas menores, los Boston Red Sox lo reclutaron con tan solo 19 años de edad. Los éxitos deportivos no tardaron en llegar de la mano del por entonces lanzador. Mucho tuvo que ver el desempeño de “Babe” Ruth en las Series Mundiales logradas por Boston en los años 1915, 1916 y 1918.

A pesar de los éxitos deportivos los Red Sox estaban sumergidos en deudas por la construcción de su mítico estadio, el Fenway Park.  Henry Frazee, dueño de los Medias Rojas, era además un empresario teatral y tras la floja campaña del equipo en 1919, comenzó a contemplar el traspaso de “Babe” Ruth motivado por las crecientes exigencias económicas del jugador, sumado a la “fama” de poco profesional de Ruth y su voluntad de obtener mayor tiempo de juego como bateador. Pero lo que terminó de convencer a Frazee fue la posibilidad de recibir dinero para financiar una obra musical en Broadway, “No, No Nanette”. Jacob Ruppert, propietario de los Yankees de aquel entonces, realizó una propuesta que Frazee no pudo rechazar. Ruppert se haría cargo de la hipoteca por el Fenway Park además de pagarle a Frazee 100 mil dólares a cambio de la contratación del Gran Bambino. Frazee consiguió el dinero para invertir en su obra teatral y los Yankees consiguieron a la persona que cambiaría el béisbol para siempre. De yapa la transferencia daría lugar al nacimiento de una de las rivalidades más acérrimas en la historia del deporte mundial.

Babe Ruth en los Yankees de New York.

Las crónicas periodísticas de la época le atribuyen a Ruth una sentencia inapelable: “Los Sox nunca más ganaran otro título”. En su nuevo equipo “Babe” logró su cometido de comenzar a batear regularmente además de lanzar. Rápidamente batió sus récords de homeruns en una temporada y fue fundamental en el desarrollo de un béisbol moderno, menos estratégico y más ofensivo y divertido para los espectadores. Los Yankees ganaron cuatro títulos mundiales con él y sumaron otros 22 hasta que en 2004 los Boston Red Sox pudieron romper con “La maldición del Gran Bambino”, 85 años después de su partida.

George “Babe” Ruth ingresó al Salón de la Fama del Béisbol el 29 de enero de 1936, tras una carrera de 21 temporadas en la MLB con 7 títulos de campeón y varias temporadas como líder en las estadísticas de pitcheo y de bateo. Murió a los 53 años víctima de un cáncer. Su funeral duró dos días y se estima que más de 100.000 personas, una por cada dólar que costó su ficha,  pasaron por el Yankee Stadium para despedir al gran ídolo.

Juan Manuel Ferrera.