En tiempos olímpicos, historias olímpicas

Podios, medallas, triunfos y Altibajos. El mejor nadador de todos los tiempos y una vida mezclada entre la gloria y la oscuridad. Michael Phelps, consiguió a lo largo de su carrera 28 medallas olímpicas, 23 fueron doradas, 3 de plata y 2 de bronce en 4 Juegos Olímpicos.

Por: @Martinellilu@Globalonet.web


Phelps y sus 28 medallas (Fotografía: swimchile.cl)

Un día tuvo que bajarse del podio para aprender a lidiar con sus problemas de hiperactividad, alcoholismo y depresión. Nacido en el norte de Baltimore, el menor de tres hermanos, se inició en la natación a los siete años, pero la conexión con la disciplina llego luego de que pudiera superar su miedo a poner la cabeza bajo el agua y de que le diagnosticaran hiperactividad. Este fue el inicio de un tiburón hambriento por conseguir medallas a donde fuera, de la mano de su gran entrenador Bob Bowman, quien, además se convirtió en un padre para Michael.

Con tan solo 15 años, Michael Phelps, participó de los juegos olímpicos de Sidney 2000, siendo el primer nadador de Estados Unidos en clasificarse a tan temprana edad después de 68 años. Quedó quinto en los 200 metros mariposa en su primer final olímpica, y a partir de ahí, todo sería cuesta arriba para el estadounidense que, con tan corta edad dejó una buena imagen en los juegos, y cinco meses después reompió el en el mundial de Fukuoka. La estrella comenzaba a brillar.

En el horizonte estaba la capital griega, Atenas 2004, donde se llevaron acabó los juegos olímpicos y Phelps empezó a forjar la posibilidad de llenar su vitrina de medallas. Tras competir en ocho pruebas consiguió seis doradas y dos de bronce, lo que comenzó a establecer la posibilidad de convertirse en el olímpico más condecorado de todos los tiempos. A pesar de ver su gran destreza en el agua, el tiburón tenía cosas por mejorar en el estilo libre para lograr batir a importantes nadadores como Ian Thorpe o el holandés Van Den Hoogenbang. Al finalizar los juegos, Michael volvió a su ciudad natal, y se preparó para su próximo objetivo: el mundial en Montreal. Pero surgió un problema, a los 19 años, el nadador manejaba bajo efectos del alcohol y debió declararse culpable de lo sucedido dando charlas para jóvenes sobre la conducción y el alcoholismo. Pero esta, no sería la única vez que debería declararse culpable de una acusación de tal magnitud.

“Michael no puede concentrarse, se la pasa todo el tiempo moviéndose”, fueron las palabras que utilizó su maestra de primaria para describir el compartimiento que el tiburón de Baltimore tenía en la escuela. Fue diagnosticado con hiperactividad a muy temprana edad y por eso busco refugiarse en la natación como un cable a tierra, necesitaba que el agua sea su zona de confort, su mejor amiga, para de esa manera llegar en un gran estado físico a los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. Su propio entrenador, Bowman, predijo en ese momento que debido a todo lo que le había sucedió en ese último tiempo, Phelps alcanzaría su plenitud en los Juegos Olímpicos de 2012.

Logró conseguir 8 medallas de oro en la capital de China, cumpliendo el reto que se había impuesto en Grecia: superar el récord de medallas de oro de natación que ostentaba hasta ese entonces su compatriota Mark Spitz. Al regresar a Estados Unidos fue recibido por, el entonces presidente de su país, George W. Bush y con la iniciativa de lanzar “La Fundación Michael Phelps”, para promover la vida saludable y activa en niños, ampliando las posibilidades de participación en la disciplina que lo salvó.

Phelps en Atenas 2004 (Fotografía nataccion.com)

Año nuevo, cosas nuevas y buenas, dicen, pero el inicio del 2009 no fue nada afortunado para el mejor nadador de la historia. Michael Phelps se vio inmerso en un escándalo público al difundirse una fotografía del nadador consumiendo cannabis en una reunión privada. Debido al gran impacto que tuvo en la audiencia y lo que eso representaba sobre la imagen del olímpico, que era asociado a un deportista de alto nivel entregado solamente a los entrenamientos, tuvo que enfrentar la suspensión durante tres meses por la Federación de Natación de su país.

Pero esto no dejaría que el tiburón caiga en la oscuridad. Toda su vida había sido una marea constante entre ser el número uno indiscutido a estar escondido en lo más profundo de la ola. En el horizonte estaban los juegos de la capital inglesa de 2012, para los cuales Phelps se preparó ansiosamente y dejó entrever que quizás esos iban a ser los últimos a causa del cansancio de los entrenamientos y la necesidad de abrir su vida a diferentes facetas. Antes, tuvo una parada en los mundiales de natación de Roma y Shanghai, donde recupero altísimamente su nivel, logrando conseguir 13 medallas en total. El tiburón de Baltimore había regresado con un último objetivo en mira: convertirse en el deportista mas laureado de la historia de los juegos olímpicos derrotando a la gimnasta soviética Larisa Latynina, quien tenía dieciocho medallas en la vitrina, dos más que Phelps.

Y así fue como salió victorioso en 2012, siendo aquella en teoría, su última participación en una competencia de tal magnitud. Al llegar a Estados Unidos, colgó en su vitrina seis nuevas medallas para su colección, retirándose como el mejor nadador de la historia. Pero el estar debajo de un podio solamente le duraría dos años, ya que en 2014 anunció su regreso a las competiciones, aunque sufrió la suspensión en el Mundial de Natación de Kazán en 2015 debido a caer en el alcoholismo y ser visto conduciendo en estado de ebriedad. Nuevamente el lado oscuro en la vida de Michael Phelps volvía para ponerlo a prueba.

Phelps y sus últimas olimpiadas: Río 2016. (Fotografía: revistavanityfair.es)

A pesar de sus altibajos, nunca puso en duda su participación en los Juegos Olímpicos de Rio 2016. Esta seria si, la última vez que lo vieran nadando en esas aguas. Llegó como una estrella, pero muy pocos creían que podía lograr desempeñarse como lo había hecho en competiciones anteriores, debido a todo lo que le había sucedió meses atrás. La bala de Baltimore cumplió con su cometido, colgarse media docena de medallas en el cuello, al igual que en Londres. No solo sorprendió a aquellos que no creían en su potencial si no que logró quedar inmortalizado en la historia del deporte con 31 años y un total de 28 medallas. El retiro fue mejor de lo que el imaginaba.

Rio fue su última función. Hoy, ya retirado del deporte profesional sigue teniendo olas con las que surfear, una de ellas denominada depresión. Con el apoyo de su familia y la voluntad que siempre le puso a su vida, Michael Phelps intenta salir adelante y sobreponerse a los conflictos internos que lo atraviesan desde que era niño. Gracias a la fundación que creo en 2008, para ayudar a niños y adolescentes con sus mismos trastornos de ansiedad, Phelps sigue subiéndose al podio y consiguiendo medallas que ya no tienen color dorado, plateado o bronce, si no de conciencia social.

Lucía Martinelli.