En la previa al inicio de los Juegos Olímpicos de Tokio, Santiago Lange, el abanderado de la delegación argentina cuenta como llega a su séptimo torneo: compitió en Seúl 1988, Atlanta 1996, Sídney 2000, Atenas 2004, Pekín 2008, Río 2016 y Tokio 2021. El atleta de la disciplina Vela ganó 3 medallas, y la última fue el oro en Brasil, junto a su compañera de equipo Cecilia Carranza. Juntos llevaron la bandera en la inauguración del certamen, un hecho inédito para el olimpismo, donde un hombre y una mujer compartieron este honor: “Ser abanderado es un premio a la trayectoria”, dice Lange, de 59 años.
El equipo argentino de Vela, en la categoría Nacra-17 ultimó los detalles de la preparación en los mares de Italia y España, precisamente en Barcelona y Sicilia: “Vinimos a terminar los entrenamientos acá porque son mares muy similares a los de Tokio”, cuenta uno de los regatistas más importantes del mundo. Santiago Lange competirá en Tokio y escribirá una página más en su historia, donde las medallas y los títulos mundiales son solo una parte de su recorrido.
Por: @Agustinpalmis – @Globalonet.web

¿Cómo llegás a los Juegos?
Pienso en los Juegos Olímpicos todos los días. No me pone nervioso ni mucho menos, es algo fascinante y estamos en una etapa increíble y donde queremos estar. Te sentís vivo porque si bien tenemos que salir al escenario a mostrar el laburo que hicimos durante 5 años. Sobre todo, con la pandemia, donde no pudimos competir con rivales y no sabemos bien donde estamos pero trabajamos muchísimo y me siento confiado y orgulloso de todo el equipo. Eso es lo que más fuerza me da, es imposible no confiar con el grupo de gente con el que trabajamos día a día.
¿Cómo pasaste este ciclo olímpico de clasificación que se extendió un año más?
Fue un golpe duro para mí, hubiera preferido que sea en la fecha que iban a ser, más que nada por mi edad, cada año que pasa me cuesta más. Pero rápidamente acepté la realidad y las reglas del juego. Pongo como ejemplo el hecho de correr una maratón, donde estas llegando y te agregan 15 kilómetros más. La primera decisión que tuvimos que tomar era si era posible bajar el rendimiento para volverlo a subir, antes de la postergación estábamos en los últimos 7 meses de preparación y terminó siendo un año y siete meses de poner el foco en esa etapa final de preparación.
Repasando tu historia siempre trataste de viajar antes de cada competencia para asentarte con el lugar de la competencia. ¿Con qué te vas a encontrar en Tokio?
Cada mar es diferente, cada ola es diferente y el cambio de ritmo que se produce también. En mi disciplina nunca es un día igual al otro. La diferencia entre un día y otro es tan grande que no se puede comparar con el tenista que juega en césped y después en polvo de ladrillo. Por lo tanto, entrenarse en el lugar donde van a ser los Juegos es primordial. Solo estuvimos dos meses en 2018, que además yo me enfermé estando ahí, y no pudimos competir. Pero por otro lado lo veo como algo fascinante, son mis séptimos Juegos Olímpicos y tenemos que ser creativos y pensar nuevas maneras.

Cómo es el tema del Barco en tu disciplina. ¿Qué rol juega?
Podría decirse que es bastante similar al automovilismo. Hay diferentes categorías y cada una es como una disciplina diferente. En la nuestra es un catamarán como si fuera un Buquebús que va a Uruguay y es obligatoriamente mixto. Cuando todos los deportes adaptaron la misma cantidad de atletas hombres y mujeres nuestro deporte tomó el camino de disciplinas mixtas. En vez de dividir fútbol masculino y femenino se determinó que sea mixto y compitamos juntos. En otras es diferente, en la que competí en Atlanta 96 fue individual, otras de dos personas y barcos más rápidos que se llaman High performance. Son 11 disciplinas y la nuestra está dentro de las categorías que evolucionan. La nuestra es categorías muy técnicas y más costosas, al ser más técnicas van evolucionando. Por ejemplo, desde Río a esta parte, le cambiaron los timones y ahora volamos sobre el agua y la curva de aprendizaje es diferente, otras categorías no cambiaron en 30 años. En la nuestra es una invitación a descubrir algo nuevo constantemente.
Cuando se convirtió en disciplina mixta tuviste una observación sobre eso. ¿Cómo lo ves hoy?
La verdad que fue una opinión más que una crítica. Yo me refería a que nuestro deporte había tomado la decisión de ser mixto como en otros deportes. Si yo hubiera tenido que elegir hubiera elegido separado y probablemente me hubiera equivocado porque fue fascinante formar un equipo con Ceci. Al principio pensé que se involucraba algo de género, pero después me di cuenta de que no, que simplemente era un nuevo equipo y si éramos dos hombres hubiese sido también parte del proceso de adaptación. Sigue siendo apasionante formar un equipo de dos personas y tratar que rindamos al máximo, es motivante, difícil y muy lindo. Es muy educativo y un gran aprendizaje del día a día.

En una vida tan entrecruzada por el deporte, donde tus hijos además de hijos son colegas ¿Cómo te llevas con el desapego a causa de los viajes y la competencia?
Es durísimo. Cuando tuve cáncer de pulmón me crucé con lo que dicen los chinos que las enfermedades de pulmón están relacionadas con la tristeza y yo revisaba para atrás y me siento muy privilegiado por la vida que tengo. Tengo amigos en todas partes del mundo, una familia maravillosa, hermanos, mis viejos, mis hijos, y trataba de investigar porque siempre está bueno cuestionarse, y llegué a que el momento más triste de mi vida es el remis de mi casa a Ezeiza. Es un momento realmente muy difícil para mí. Después llegaba a la competencia y ya estaba en mi mundo, con mi pasión y me olvidaba, pero cuando llegaba a mi casa vivía con enorme alegría el momento estar con mis hijos.
Mencionaste la enfermedad. Tuviste que tener algún cuidado en especial por la pandemia. ¿El pulmón se regenera? ¿Cómo es eso?
La verdad es que yo me siento re normal. Obviamente llamé al médico al toque para quedarme tranquilo. El cuerpo humano es increíble. Me sacaron el 80% de un pulmón y hoy me siento totalmente normal y no le tuve miedo a la pandemia por el hecho de haber sido operado.
¿Te sentís un emblema del deporte nacional?
Hago el ejercicio de sentirme una persona normal, porque creo que lo soy. Me gusta tratar a la gente de igual a igual y que me traten de esa manera. No me gusta sentirme un emblema ni quiero serlo. No voy a negar que recibo esas cosas, pero no soy Manu Ginóbili ni mucho menos, soy un chabón que navega y creo que cuando estoy en Argentina recibo cariño y respeto de la gente, lo disfruto, pero me gusta ser una persona normal.
Se habla mucho de la cuestión de la estructura en el deporte nacional y vos hablas de la cuestión fundamental de los clubes en nuestro país. ¿Cómo lo ves?
La estructura de clubs en Argentina es una de las tantas cosas buenas que tenemos. Es increíble. ¿Quién no fue a un club de barrio? ¿En qué barrio no hay un club? Para los que somos porteños vas desde el Centro a Tigre y está lleno de clubs. Europa está manejado estatalmente, que son los entes nacionales que vas a la piscina del pueblo o a cualquier lado y son de las comunas. En EE.UU son las Universidades y acá en Argentina es el club, que además une a la familia, donde muchas veces comemos asado los fines de semana. De eso no nos podemos olvidar y además los clubes de barrio hoy la pasan mal. Soy creyente de que los clubes de barrio son importantes porque educan a través de los valores del deporte. Es importante y son parte de nuestra cultura.
En una vida muy ligada al barco. Desde la familia, con tres generaciones ligadas al agua y al viento también explicas mucho lo que es la herramienta en sí. ¿Qué opinas?
Los barcos son como seres vivos, tienen una historia y una manera de comunicarse con uno. Te da sensaciones, yo tuve el privilegio en uno de los momentos más duros de mi vida que fue la separación, el hecho de vivir cuatro años en un barco con mis hijos. Fue un lugar que nos unió como familia y de una adversidad lo hicimos algo maravilloso. Fue nuestra guarida y nos unió mucho. Son muy especiales.
¿Te molesta que te hablen de la edad y que te pregunten por el futuro?
La verdad que no me molesta. Hay que poder hablar de todo, estoy viejo, es una realidad y es lo que es. También es un tema corriente, hay muchas cosas que no puedo hacer y por suerte tengo a Ceci que hace más cosas que sus rivales y tratamos de optimizar en todo y somos un equipo bastante bicho en ese sentido, no vamos a hacérsela fácil. Tenemos una virtud muy grande que es el espíritu de competencia y tenemos el privilegio de tener a nuestros compañeros de equipo y los que nos acompañan.
Agustín Palmisciano.
