A diferencia de años atrás, donde la Copa Libertadores femenina era sede en Brasil, con 7 ediciones, la decimotercera edición de la Copa Libertadores Femenina se juega en Paraguay, del 3 al 21, con excepción de la final, que será en el estadio Gran Parque Central de Montevideo, Uruguay. El último partido tendrá por primera vez la aparición del VAR, y será entre colombianas y brasileñas, Independiente Santa Fe – Corinthians, quienes vencieron a Nacional de Uruguay por 8 a 0. Mientras que su rival venció por penales a Ferroviária de Brasil, campeonas en 2020 y con una entrenadora mujer por primera vez en la historia.
Este año, al igual que el anterior, participaron los mismos tres equipos brasileros. Kindermann-Avaí que en esta edición quedó eliminado en cuartos de final por Independiente Santa Fe SA, también por penales (5-6), Ferroviária Futebol campeón vigente, quedó eliminado en semfinales y Corinthians actual campeón del Brasileirão.
La postal de cualquier playa brasileña, que incluye coco gelado, ojotas, palmeras y mujeres haciendo jueguito, fazer embaixadinha, en la orilla del mar es, en la actualidad, una cuestión cotidiana, y aunque hoy resulte difícil imaginarlo, la práctica de fútbol estuvo prohibida para las mujeres en Brasil durante 38 años.
Por: @Mflorenciarincon – @Globalonet.web

A pesar de esta restricción, las brasileras son las mejores en Sudamérica. A nivel selección, asistieron a todas las ediciones de mundiales y Juegos Olímpicos, que se juega desde Altanta 1996. Tanto en torneos olímpicos como mundiales, cosechan subcampeonatos: Subcampeonas mundiales en China 2007 y medalla de plata en Atenas 2004 y Pekín 2008. A las siete ediciones con fútbol femenino, una jugadora tuvo asistencia perfecta, Miraildes Maciel Mota, “Formiga”, quien disputó 233 encuentros con el conjunto nacional. La histórica 8 de Brasil, de 43 años este año dejó el PSG para regresar a Brasil, al São Paulo, su casa, 21 años después de triunfar entre Suecia, Francia y Estados Unidos. Disputará su último partido con la selección el próximo 25 de noviembre ante India en Manaos. Cuando nació “Formiga” en Brasil el fútbol estaba vedado para las mujeres.
A nivel de clubes 9 de los 12 Copas Libertadores disputadas hasta el momento han quedado en manos de equipos brasileros. São José es el máximo ganador del certamen con tres trofeos, lo siguen, Ferroviária, Santos y Corinthians con dos títulos cada uno. Tienen el campeonato nacional más competitivo de Sudamérica, el Brasileirão Femenino.
Existen registros de equipos de mujeres que jugaban al fútbol en San Pablo y Río de Janeiro durante las primeras décadas del siglo XX. El historiador Fábio Franzini señala la existencia de por lo menos diez equipos de mujeres que competían en torneos en Río de Janeiro en 1940. Estos torneos incluían equipos, tales como el Cassino Realengo y el Eva Futebol Clube, no contaban con incentivos oficiales. De hecho, el fútbol y los deportes en general estaban estrechamente relacionados en el país con las instituciones militares, que eran estrictamente masculinas. Sin embargo, la cantidad de equipos femeninos iba en ascenso.

Pero el dictador Getúlio Vargas prohibió la práctica. Promulgó el decreto Nº 3199 del 14 de abril de 1941, que establecía la base general para la organización de deportes en Brasil, a través de la creación de la Confederación Nacional de Deportes y los Consejos Regionales de Deportes. Y en el artículo 54 expresaba: “A las mujeres no se les permitirá practicar deportes incompatibles con la condición de su naturaleza, y por esta razón, el Consejo Nacional de Deportes debe publicar las instrucciones necesarias para las entidades deportivas en el país”.
Las ideologías predicaban la importancia de proteger los cuerpos de las mujeres de manera tal que pudieran concebir niños sanos y mejorar la raza blanca en Brasil, donde tampoco se permitía jugar a afrodescendientes en el fútbol masculino. A pesar de la prohibición, las mujeres organizaron esporádicas apariciones, como la de los equipos Vila Hilda FC y Corinthians FC, que desafiaron la legislación y se mantuvieron en funcionamiento hasta ser finalmente prohibidos por el Consejo Regional de Deportes.
La ley de 1941 siguió vigente hasta fines de la década de 1970. Y en 1965 mediante la Deliberación Nº 7, la dictadura militar que había tomado el poder recientemente especificaba los deportes prohibidos para las mujeres, incluía las luchas, los saltos y el fútbol, y regulaba la intensidad y finalidad de la participación de estas en otros deportes.
A partir de la década de 1980, aparecieron diversos equipos de fútbol de mujeres en el país, que se vincularon a los clubes tradicionales y otros no tradicionales. Pero aún el Consejo Nacional de Deportes establecía reglas ridículas de protección corporal, por ejemplo: un tiempo de juego más corto, el partido debía durar 70 minutos, dos tiempos de 35, las jugadoras se les requería el uso de protectores pectorales, los botines no podían tener tapones en punta y el balón no podía ser detenido con el pecho, lo cual podría ser considerado equivalente a tomarlo con la mano.
Surgieron los torneos y equipos para aficionadas, entre ellos el Club Radar de Río de Janeiro, uno de los más exitosos de la época. Varias jugadoras surgidas en esos torneos fueron convocadas en 1988 para representar a Brasil como selección en un torneo experimental en China. Sisleide Amor Lima, Sissi, fue una de ellas, quien ganó años después la Bota de Oro en el Mundial de 1999 tras lograr marcar siete goles.
La “Canarinha” femenina, debutó el 1 de junio de 1988 con una derrota 1 a 0 frente a Australia. En sus inicios las futbolistas brasileñas, conocidas como Las Pioneras, al igual que las de Argentina, no recibían salario sino un pequeño subsidio para ayudarlas con algunos gastos. Marisa Pires Noguera la primera capitana de es selección rememoró: “Nuestros padres sacaban de su propio dinero para pagar el pasaje de ida, pero no había dinero para el de regreso”.

“Había mucho prejuicio. La mujer no tenía espacio dentro del fútbol. Le era siempre negado todo, siempre prohibido. Conseguimos, con nuestro amor por el fútbol, poco a poco, abrir hueco para nuestra modalidad», dijo Rosilane Camargo Motta, “Fanta”, quien integró la primera selección convocada por Brasil en 1988.
A partir de los Juegos Olímpicos de 1996 podemos hablar de un regreso significativo de las brasileñas a los campos de fútbol. Leda María, quien integró la selección que disputó el Mundial de Suecia 1995, y luego a Atlanta 1996 recuerda: “Después de la primera participación de Brasil en los Juegos conseguimos vivir del fútbol. Tuvimos un campeonato más organizado en 1997 y a partir de ahí las cosas comenzaron a mejorar y la nueva generación a vivir de fútbol».

Un nuevo cambio significativo se dio en el 2013 con la creación del Brasileirão Femenino. Del 2013 a 2016, el Campeonato Brasileño Femenino tuvo solo una división y contó con 20 equipos. Paralelamente, también se celebró la Copa de Fútbol Femenina de Brasil, que finalizó en 2017. Al no organizar la competición, la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) redujo el número de participantes del Brasileiro a 16 y creó una Segunda División Nacional, la Serie A2. Con eso surgió también el ascenso y el descenso de cuatro equipos.
Con 16 equipos participantes, la Serie A1 del Campeonato Brasileiro se juega primero en una sola ronda, en la que todos se enfrentan solo una vez. Después de 15 rondas, los ocho primeros se clasifican para los cuartos de final, seguidos de la semifinal y la final, en dos partidos de ida y vuelta. En total, se juegan 134 partidos. La CBF paga los pasajes aéreos, el alojamiento, la comida, el transporte terrestre y la asistencia financiera para los partidos fuera de casa.
Actualmente, el fútbol femenino en Brasil tiene cinco competiciones. Las principales son los brasileños Serie A1 y A2, categorías profesionales. Como base, están los Brasileiros Sub-18 y Sub-16. La quinta competición es el Torneo de Desarrollo de Fútbol Sub-14, para niñas de hasta 14 años.
Para el año 2022, la CBF creará una nueva división para el fútbol femenino brasileño. 32 clubes estarán involucrados en la disputa. Con tres divisiones, el fútbol femenino tendrá 64 clubes activos a partir de la próxima temporada. Con la creación de la Serie A-3, el fútbol femenino brasileño tendrá cuatro competiciones en la categoría adulta-series A-1, A-2 y A-3 de Brasileirão. Además de la Supercopa de Brasil y cuatro en las categorías juveniles: Sub-18, Sub-16 y la Liga de Desarrollo Conmebol en las categorías Sub-16 y Sub-14.
El más competitivo de Sudamérica
Entre 2013 y 2018, la Serie A-1 do Brasileirão contó con cinco campeones diferentes: Centro Olímpico, Ferroviária, Rio Preto, Flamengo, Santos y Corinthians. Este es un factor de competitividad importante, ya que demuestra que el favoritismo no se concentra en unos pocos clubes. De las 25 jugadoras de la última convocatoria, 12 juegan en el Brasileirão. Esto demuestra que el campeonato es lo suficientemente competitivo. El reciente regreso de Formiga a São Paulo, seguido la ida de Cristiane a Santos, muestra que los atletas internacionales están optando por el campeonato nacional, haciéndolo más atractivo. La empresa Neoenergia, el nuevo gigante de la energía en Brasil está controlado al 52,45% por Iberdrola. En 2021, la compañía se convirtió en el primer patrocinador exclusivo de la Selección Nacional Femenina de Brasil. El patrocinio también se extiende a los equipos sub-19 y sub-17 y el campeonato nacional, el Brasileirão Neoenergia de Fútbol Femenino. Justamente la empresa Iberdrola es quien auspicia y le da nombre al campeonato español de fútbol femenino. pesar de los comienzos oscuros, con prohibiciones el fútbol femenino apuesta al futuro y no para de crecer en el país del Jogo bonito.
Florencia Rincón.
