Lucas González tenía el sueño de ser futbolista. Junto a sus amigos fueron interceptados por la Policía, y una bala puso fin a su vida y sumó un nuevo caso de gatillo fácil. En el marco de la investigación, ya son 9 los agentes detenidos; y desde Globalonet nos sumamos al pedido de justicia.
Por: @Martinellilu – @Globalonet.web

Hace una semana que me fui. Hace una semana que llegué al cielo de los cielos. Hace una semana, la persona de mis sueños, me abrió las puertas del lugar. Hace una semana que conocí a alguien que pensé que nunca iba a conocer. Hace una semana mi mundo se detuvo y empecé a vivir en otra dimensión. Salí de mi casa, era martes a la mañana y pensé que sería un día más donde todo iba a transcurrir de la misma manera que siempre, sin sobresaltos, simplemente iba a hacer lo que más me gusta, jugar al fútbol. Saludé a mi mamá con un beso en la frente y recibí uno suyo, nunca pensé que iba a ser el último. Pero así fue.
Me fui directamente a la parada del colectivo, a tomar el viaje que me llevaba a buscar mi sueño de patear la redonda, algo que me hacía – hace- feliz. Intenté dormir un poco con mi cabeza reposada en la ventana. No pude. Estaba demasiado ansioso. Claro, después me di cuenta, que ese día no era uno más – de tantos – era el primordial. Era la posibilidad de aprovechar el tiempo que me quedaba junto a mis amigos sin importar lo que pasara.
Me bajé del bondi y llegué. Levanté la mirada y vi que en la puerta estaban esperándome Juan, Mateo y Fede. Déjenme decirles que éramos inseparables, y juntos buscábamos todos los días que nuestros sueños se cumplieran, no solo por nosotros, si no también, por nuestras familias. Queríamos y anhelábamos con nuestro corazón poder llevar la camiseta de Defensa y Justicia, Club de Florencia Varela, a lo mas alto del universo. Y si algo puedo decir, es que, YO lo cumplí.

Tuvimos un gran día, el mejor de todos, como una despedida, pero nadie lo sabía. Nos subimos, como siempre, al auto de Mateo, y volvíamos a nuestras casas para contarle a nuestros papás todo lo bueno que nos había pasado y – nos iba a pasar- porque, así lo creíamos. Pero de repente todo se detuvo. Nunca entendí bien que fue lo que sucedió, ni tampoco el porqué. No tuve una explicación – ni tampoco intenté buscarla- porque cuando quise darme cuenta, yo ya estaba en la puerta de mi sueño. Esa puerta, que locura de puerta, déjenme decirles que nunca imaginarían una puerta como esa.
Del otro lado me esperaba él, mi gran sueño, mi gran maestro, alguien que nunca pensé en la vida iba a poder conocer y ahí estaba. Me dio la mano y me dijo “Bienvenido Lucas, vamos a pasar grandes momentos acá, este es recién el comienzo”. Yo estaba sin palabras, no entendía nada, no sabía bien por qué justo Él, Pelusa, estaba delante mío.
Después caí en la cuenta de todo lo que había dejado, pero todo lo que empecé a ganar. Es que hace una semana, Mamá, quiero que sepas que vivo en el paraíso que nunca imaginé vivir. Vivo 24/7 en mi sueño – de ese que tanto hablábamos- cuando me dejabas preparada la taza de té que tomábamos juntos cuando volvía de entrenar. Hace una semana ya no soy el mismo, todo cambió, su vida – mi vida – pero estoy con el mas grande, con el Diego má, es una locura.

Quiero que entiendas y sepas, que mi sueño ya se hizo realidad, ese que te comentaba y soñábamos con que se cumpliera en algún momento, ya está hecho, lo estoy viviendo. Sé que es difícil entenderlo, pero te pido por favor que me imagines jugando con Maradona, los dos libres, sin ataduras, disfrutando de lo que mas amamos en el mundo, jugar a la pelota.
Todo es mucho mas divertido acá arriba, no hay presiones, no hay apuros, no hay gritos, solamente es alegría y felicidad cuando el arbitro del encuentro pita. No hay nada mas que quiera en este mundo, bueno quizás sí, pero sé que, por algo paso, por algo estoy en mi sueño y ustedes allá. Aparte Má, ¿Quién va a querer volver después de estar con Diego Maradona?, nadie.
Por eso, déjenme decirles una vez más, mi sueño, ese sueño que también Diego tenia, ese sueño de los pibes de barrio, esta cumplido. Estoy viviéndolo y no me quiero despertar. Acá soy feliz, juego a la pelota, encontré tres mosqueteros que me acompañan en mi locura y están siempre para patear tiros libres.
Soy feliz y quiero que ustedes también lo sean. Sin importar lo que haya pasado y el como sucedió, quiero que sepan que me quedo con ese beso de despedida tuyo Má, ese que me permitió salir de casa hace una semana, cerrar la puerta y abrir otra, la de mi sueño. Una vez mas donde mucha gente piensa que no se puede, déjenme decirles que un pibe de barrio cumplió su sueño, el más dorado de todos.
Florencia Martinelli.
