Los Topos, Clasificados a las Sordolimpiadas de Brasil, buscan la manera de poder viajar

Los Topos, como se conoce al seleccionado nacional de básquet, tiene la confianza de conseguir una medalla. El Problema, es que no cuentan con el apoyo suficiente para el viaje, y Rodrigo Gerhardt, miembro del plantel, nos cuenta su historia de vida y la colecta que realizan para poder asistir al torneo.

Por: @Ezequiel.Olasagasti@Globalonet.web


Fotografía de archivo del seleccionado argentino de básquet.

Hasta el 2020, Rodrigo Gerhardt era jugador de la Liga Nacional de básquet. Su carrera comenzó en Bahía Básquet, de Bahía Blanca. Jugó en España y fue convocado por la Selección argentina sub-19 para disputar el mundial de Básquet del 2015. Ganó una medalla de bronce con la Selección argentina de básquet en la categoría 3X3 en los Juegos Olímpicos de la juventud de Nanjing, China.

En medio de su crecimiento profesional comenzó a sentir una molestia en su oído izquierdo, y en los estudios realizados le encontraron un tumor en un nervio acústico. La operación lo salvó, pero quedó hipoacúsico. Lejos de pensar que la perdida de su oído izquierdo pudiera alejarlo del deporte, Rodrigo se sumergió en la cultura sorda y fue convocado por la Selección Argentina de básquet silencioso para que entrene y concentre con ellos. Los Topos se preparan para las sordolimpiadas que empiezan el 15 de mayo en Caxias do Sul, Brasil. Aunque no puede competir de forma oficial con el equipo, Rodrigo es considerado un miembro de Los topos y se sumó a la campaña que hacen para juntar el dinero necesario para poder viajar y competir.

Por medio de Dora López, ayudante e intérprete del lenguaje de señas Rodrigo Gerhardt, describe el trabajo que realizan como equipo, el cambio en su vida después de la operación y como el deporte le abrió nuevas oportunidades en la vida.

Fotografía de archivo: Rodrigo Gerhardt.

Su historia con el club que lo vio lanzar sus primeros triples está ligada de manera directa con su familia. Su abuelo fue tesorero del Club Bahía Básquet, y cuenta que su madre y sus tíos se criaron ahí. Durante 15 años, el día a día de Rodrigo Gerhardt se encontraba en la cancha de básquet del club, y recuerda: “Mi familia vivió en un edificio al lado del club, pero a mí me tocó vivir al otro lado de la ciudad, pero yo iba igual”.

En su posición natural de Ala-Pivot, Rodrigo llegó a ser profesional y sus primeros pasos en la Liga Nacional fue en Weber Bahía, hasta que una oportunidad de jugar en el exterior golpeó la puerta y viajó España a defender la camiseta de CEB Llíria durante 2018 y 2019.

Luego pasó por Ferro y actualmente en Rocamora. Pero en medio de las oportunidades como profesional, un problema en su oído izquierdo lo llevó a consultar con profesionales. Había que operar y los riesgos eran altos: “En la previa fue mucho miedo e incertidumbre”; reflexiona el jugador de 25 años. Después de la cirugía, se descartaron todos los riegos, y solo quedó la hipoacusia: “Fueron dos momentos, antes de la operación tenía miedo por los riesgos y después estuvo el post, que la única secuela que me trajo fue la hipoacusia. Esta me abrió más posibilidades en lugar de acotármelas como pensé que iba a suceder”.

¿Te preocupó en algún momento tener que dejar el básquet?

Estas cosas chocantes, como fue mi operación, te hacen poner las cosas en perspectiva. Antes perdía un partido y me amargaba una semana. Salir de la operación sabiendo que puedo mover las manos y las piernas fue un zoom out, me ayudó a relativizar un poco más las cosas.

¿Cómo es la adaptación?

Me cambió mucho. Hasta el último día de concentración yo gritaba «Cortina» y nada. Gritaba y automáticamente me insultaba por no darme cuenta de que gritaba para alguien que no me escucha. Es el automático de casi veinte años que jugué el mismo básquet. Mi novia también juega al básquet y la invite a un entrenamiento, porque esa sensación de escuchar solo la pelota y las zapatillas en el parqué te abre mucho la cabeza.

¿Conocías el básquet silencioso o te llevó esta situación a que lo conozcas?

Yo no recuerdo si sabía algo. Me suena como algo que tengo de hace mucho. Pero, la verdad, tenía cero idea de Los Topos. Solo sabía que existía la selección de básquet para sordos. Por un motivo que desconozco, Joaquín Faber, que es parte de la selección, me empezó a seguir en las redes y teníamos vinculo. Nunca nos habíamos conocido en persona ni jugado juntos. Después de la operación viendo que tenía las manos bien y podía jugar le preguntó a Joaquín como era el tema de la selección. Fue automático. Me dijo que me iba a poner en contacto con el presidente de la federación. Ese día o el siguiente ya estaba hablando con él.

Fotografía de archivo.

La operación que le cambió la perspectiva de las cosas fue en abril de 2020, en medio de los primeros días de aislamiento por la pandemia y la chance de empezar a concentrar con Los Topos llegó en agosto y septiembre del 2021. “Por los estudios de audiometría, yo escucho demasiado bien y, hoy, no califico para ser un jugador y disputar un partido con el equipo”, explica y agrega que se siente parte del plantel. Ante la posibilidad de un cambio de reglamentación, describe que la situación puede variar, y no pierde las expectativas. “Estoy en el grupo de Los Topos como si fuera un jugador más y metidísimo con toda la movida que se armó ahora”, detalla. Además, explica como es la situación del equipo que, clasificados a las Sordolimpiadas de Brasil, no cuentan con el apoyo necesario para costear el viaje y a través de una colecta solidaria buscan llegar al certamen.

¿Cómo están resolviendo el problema económico?

Los topos, como cualquier selección que representa al país, tiene un apoyo. Tiene apoyo de sponsor y del estado, pero ese apoyo no llega a cubrir ni el 20% de lo necesario para viajar a las Sordolimpiadas. Agradezcamos que es en Brasil y no en Europa o en China. Decidimos organizar una colecta como se ve mucho en las redes sociales últimamente. Como hacen Santi Maratea y otros influencer. Es para todo aquel que se quiera sumar con su granito de arena, ya sea con una ayuda económica o difundiendo. Apuntamos a que, en algún momento, consigamos un sponsor que nos acompañe a lo largo del camino. Nos quedan dos meses para poner toda la plata. Encima va cambiando porque el precio está sujeto al dólar.


¿La gente acompaña?

La verdad que sí, llevamos juntados más de 600 mil pesos. Pensando en el objetivo final de tres y medio o cuatro millones de pesos parece nada. Pero hablando con los chicos les digo «Juntamos 600 lucas», es un montón. Es gente que no conocemos y han puesto hasta diez mil pesos. Todavía falta mucho igual.

Fotografía de archivo: plantel completo.

Para ayudar a Los Topos pueden colaborar económicamente en su colecta a través de: Cuenta Corriente del Banco del Nación N° 5888463. El CBU es 0110599520000058884632 y el alias, Federación Argentina de Basquetbol Silencioso. o compartir la campaña desde sus redes sociales.

En las ultimas sordolimpiadas los topos consiguieron el sexto lugar y en el mundial de Polonia obtuvieron el quinto puesto ¿Cómo se ven para superar esos puestos?

Siempre destaco esos dos logros y el Panamericano que salieron segundos. Tal vez me equivoque, pero creo que hace aproximadamente diez años que Los Topos no bajan del octavo puesto. Eso ya los pone muy arriba. Lo automático es pesar en ir a buscar una medalla. El grupo está con hambre, tiene esa intención. No se va a dar de casualidad, si no porque todos están pensando en conseguir eso. Después el torneo te puede poner en otro lugar, puede pasar. Pero conseguir una medalla, además, te pone en un plano que van a pensar «La selección argentina de básquet silencioso es medalla olímpica y tuvo que pagarse el viaje ella misma». Si ganamos una medalla va a ser chocante, mucha gente va a querer sacarse la foto.

Les cayó la pandemia justo en medio de la preparación y los entrenamientos ¿Los afectó a nivel físico y mental?

Los amateurs fueron los más afectados con esto. Los profesionales tampoco podían entrenar, pero como trabajan de jugar se les permitió volver antes a los clubes. Los chicos hasta que no fue habilitado todo a nivel general no se les permitió entrenar. Claramente eso te afecta el juego, el físico y la cabeza. Me consta que con los preparadores físicos hicieron todo lo posible para que el parate los afecte lo menos posible.

¿Cómo fue el cambio del básquet que vos practicabas al que practican Los Topos?

El aro esta a 3.05, la cancha es igual, la pelota también y somos cinco contra cinco. Hasta ahí todo igual. ¿Qué pasa entonces? Que el básquet es mucha comunicación. Andá, vení, defensa y no sé qué. Esto es todo de anticipación, es decir, todo está preparado de antes. Sabés lo que pasa en los 180 grados de tu visón. Lo que pasa atrás no lo sabes. Entonces, todo lo que comunicabas hablando en el básquet que yo jugaba, ahora lo comunicas antes. Si tenés suerte, podes comunicar a través del parquet golpeando con el pie fuerte.


¿Cómo estás involucrándote con el aprendizaje y el mundo hipoacusico?

Mi mejor amiga ya estudiaba lengua de señas, fue algo que estuvo siempre en mi vida y a mi me encantan los idiomas. Sabía que en algún momento me iba a tocar. Cuando me quedé hipoacusico fue como “Bueno, ¿Qué otra señal necesitas para aprender lengua de señas?”. Empecé a seguir paginas, conocer gente y apareció una profe de mi ciudad que daba cursos on line. Tengo una base muy chiquita de lengua de señas, pero esto me estalló la cabeza. Pensé que eso no podía pasarme solo a mí, ser el único que pensara así. Empecé a compartirlo y mucha gente se sumó. Sé muy poco de lengua de señas y la verdad no estoy a la altura cuando me piden cosas, pero sacar videos en las redes me hizo conocer gente sorda y sus familias que me decían que estaba copado lo que hacía. Me comentaban ojalá se enseñara en las escuelas. Conocer la cultura sorda mucho más de cerca me ayudó a ya sentirme preparado cuando llegué a Los Topos.

¿Te daba miedo no encajar?

Sí porque soy un hipoacusico reciente, tengo 25 años y escuché hasta hace muy poco. Me daba un poco de miedo como me iban a tomar porque la cultura sorda es muy fuerte. Pero eso que hice previo, que era para mí, sirvió como puerta de entrada. Se notó eso de «Ah, a este pibe le interesa» y eso ayudó a mi entrada al equipo.

Fotografía de archivo.

Cuando ya no juegues ¿Cómo te gustaría seguir ligado al básquet silencioso?

Más que al básquet silencioso creo que voy a seguir ligado a la cultura sorda. Eso seguro. Mi vida esta llena de básquet y va a tener destellos de básquet en cualquier lugar, pero con la cultura sorda va a ser algo más cercano que me toca día a día.

¿Ves al deporte como una herramienta de inclusión?

Sí, creo que hay muchas formas de incluir y el deporte es una muy buena. Estar en un equipo te incluye. Vos necesitas al mejor jugador, al aguatero, el entrenador. Todos tienen una función y la sociedad está acostumbrada muchas veces a que las personas se remplazan. Tal vez si no existiera un equipo de sordos no se note y siga funcionando el mundo igual, pero que exista incluye a mucha gente en hábitos y valores muy positivos. El deporte es una gran herramienta y ojalá se la apoye más. Con los chicos de Los Topos deseamos que toda esta movida que hacemos llegue a, por ejemplo, un profe de gimnasia para que motive a su alumno sordo a entrenar y que este sepa que no tiene ninguna discapacidad física. Que sepa que el día de mañana puede ser un Topo.

Ezequiel Olasagasti.