La pantalla y el hincha

El negocio del deporte y la televisión brinda al espectador mayores posibilidades de consumo. Desde la Libertadores y la Champions hasta el menor de los torneos. A su vez, esta mecánica aleja cada vez más al hincha de los estadios, donde la violencia y los altos precios son aliados de un negocio que no para de crecer.

Por: @Agustinpalmis@Globalonet.web


Actualmente, las diferentes señales televisivas muestran las principales ligas europeas, los torneos continentales de Sudamérica y también, aunque más aislados, los del resto del mundo. Así como suena, parece un mundo perfecto, donde el usuario puede sentarse a disfrutar de los mejores futbolistas en los torneos más codiciados, pero también expone su costado más oscuro. La inversión en el fútbol llegó hace varias décadas y fue intensificándose, sobre todo en los 90s, con la influencia del neoliberalismo, la explosión de la televisión por cable y el cambio de paradigma en este deporte con la Premier League inglesa de protagonista. Poco a poco el fútbol dejó de ser un espacio de disfrute en los estadios para transformarse en un show a disfrutar desde el sillón de casa por diferentes razones: seguridad, comodidad y dinero.

Tres décadas más tarde, nos encontramos con un fútbol más accesible en términos visuales con distintos canales o paquetes que ofrecen los principales medios deportivos para no perderse de nada. Algunas semanas atrás, se pudo disfrutar de las semifinales de Champions Legue a media tarde y luego continuar con los partidos de fases de grupos de la Copa Sudamericana y Libertadores.

Este plan, para una persona que ama este deporte resulta inmejorable. Pero de golpe, las distintas señales deciden que veamos y que no. Por ejemplo, la FIFA prohíbe a la televisión mostrar cuando un hincha invade el campo de juego. En muchos casos son niños que sortean la seguridad para abrazar a su ídolo, y en otros son fanáticos que buscan su minuto de fama o también hacer eco de una problemática social. El fútbol llega a todos.

Mientras Liverpool daba vuelta el resultado y accedía a la final de la Champions frente al Villarreal español, los 2 mil hinchas ingleses festejaban en un sector minúsculo del pintoresco estadio del submarino amarillo. Esa imagen expuso una decisión extraña por parte del club en términos visuales para el fanático en el estadio, de sanidad y también de encierro. Los hinchas festejaban a través de un blindex. Y si bien es cierto que en muchos estadios de todo el mundo se colocan, el principal hecho de su presencia es para evitar la violencia que existe dentro y fuera de las canchas de Europa pero que en muchos casos se esconden.

Mientras Brasil presenta figuras en los grandes equipos del mundo, los gritos racistas en los estadios hacia ellos siguen diciendo presente. En la Copa Libertadores, Brasil, sigue recortando la diferencia de Copas Libertadores ganadas a la Argentina (25 a 21 en total), y en la actual, se registraron 7 insultos racistas contra equipos de aquel país, donde River, Boca y Estudiantes están comprometidos junto a clubes de Ecuador, Colombia y Chile.

En medio de tribunas que parecen peceras y gritos racistas, la televisión naufraga al compás de los billetes que cuenta de a montones por los contratos millonarios que le brinda el fútbol. Mientras tanto, las entradas cada vez son más caras y el fútbol, devenido del ámbito popular, cada vez se asemeja más al teatro, donde no todos pueden acceder por sus altos precios. La televisión es la salida.

Mientras la comodidad del sillón le compite a las tribunas, la televisión muestra que mejor es no ir. Por la Copa Sudamericana, Independiente de Avellaneda visitó a General Caballero de Paraguay, y la goleada del Rojo quedó en un segundo plano. Detrás de los arcos, las dos facciones de las barras que se encuentran en disputa, son 3 en total, se hicieron presentes y durante todo el partido se insultaron y amenazaron. En medio había un partido de fútbol. Lo más llamativo fue el rol de la policía, que desde Argentina escoltó a una de ellas hacia Paraguay.

Por Copa Libertadores Estudiantes de La Plata recibió a Nacional de Uruguay. Los hinchas visitantes, en un costado del estadio rompieron elementos del baño y los arrojaron hacia los locales, también picaron baldosas y arrojaron una bengala al sector del pincha. Desde Conmebol no hay sanciones firmes hasta el momento.

La televisión elije que mostrarnos y la violencia en los estadios es cada vez mayor. El aval de la seguridad para los violentos es total, mientras que a los hinchas y socios se les saca hasta una botella de gaseosa. Mientras FIFA prohíbe televisar a un niño que abraza a su ídolo en medio del partido, la falta de decisiones y sanciones le es funcional a todo un organismo que encuentra más rentable el fútbol show al fútbol que quiere el hincha.

Agustín Palmisciano.