Pequeños recuerdos que alivian la Historia

El año 1976 para los argentinos, es terror y oscuridad. Las horas más tristes de la historia de nuestro país se escribieron en esos tiempos. Sin embargo, aun en tierra regada con sangre puede nacer una flor.

Por: @Ivan.Ialunersomoza@Globalonet.web


Fotografía de archivo.

El 20 de octubre de aquel año, a solo 10 días de cumplir 16, el más grande de todos los tiempos jugó su primer partido profesional. Según el reporte oficial del partido que Argentinos Juniors y Talleres jugaron el 20 de octubre de 1976 en la Paternal, 7.700 hinchas fueron testigos del comienzo de una historia inolvidable. Argentinos perdió, es cierto, pero varios pueden contar que ese día vieron a Diego Armando Maradona jugar su primer partido en primera división. “Me acuerdo que salí a las diez de la mañana de casa con el único pantalón que tenía, uno de corderoy. Hacía un calor bárbaro, en el tren me miraban todos, pero bueno, era el único que tenía.” Esas palabras son un recuerdo del Diego de aquel día. “Vaya Diego, juegue como usted sabe y si puede tire un caño” le dijo Juan Carlos Montes, el director técnico de Argentinos. Diego cumplió: “Le hice caso. Recibí la pelota de espaldas a Juan Domingo Cabrera, le amagué y le tiré la pelota entre las piernas: pasó limpita. Enseguida escuche el “oooole” de la gente: fue mi bienvenida”.

Puede parecer de fantasía que la primera jugada de Diego haya sido un caño, pero no. Hay testigos. Sebastián Ovelar, el lateral izquierdo de aquel Argentinos dijo una vez: “Escuché cuando Montes le dijo a Diego que tenía que hacerlo echar a Cabrera, él fue y en la primera le tiró un caño”. Otro testigo que asegura la veracidad de la historia se llama Elio Oscar Padrón, un hincha del bicho. “Yo estaba en la tribuna de Juan Agustín García. Se comentaba que Diego podía jugar ese día, que entraba para el segundo tiempo. Y así fue. Hizo dos o tres jugadas. Además del caño a Cabrera, hizo una tirando un sombrero, paso entre dos y pateó cruzado pero se fue afuera. Hasta los de Talleres gritaron “uhhh”. Otro recuerdo de ese partido lo aporta Miguel Gette, defensor central compañero de Diego: “Todo el mundo fue al vestuario a felicitarlo, sobre todo la gente de inferiores. Era un triunfo que un pibe tan joven debutará a esa edad. Diego tenía una felicidad tremenda, esa derrota no importó”. El mismo Miguel confirma que la camiseta de ese día, Diego se la regaló a Doña Tota.

Fotografía de archivo.

Hay un aliciente poco conocido de aquel día que hace la historia todavía más colorida. Diego había sido convocado por la séptima división del club para disputar la final del campeonato de esa categoría. Argentinos perdió con un polémico arbitraje, y Diego, que ya tenía la personalidad marcada desde chico, aplaudió irónicamente al árbitro. ¿El precio? Una tarjeta roja, por lo que Diego en realidad estaba suspendido para jugar con la primera. Afortunadamente para la historia, nadie reclamó nada. Por amor e idolatría, el último párrafo de esta nota serán palabras de Diego: “Ese día empieza mi gran ilusión: jugar en equipos grandes, en que podía comprarle la casa a mi mamá, en que podía tener auto, que podía jugar en Boca, que se podía dar la selección, ahí empieza todo un sueño que yo fantaseaba con mis amigos pero parecía imposible.” Una vez más, gracias Diego.

Iván Ialuner Somoza.